José Miguel Cabezas, profesor asistente del CISS de la U. Mayor considera que el voto obligatorio del referéndum no será muy gravitante. Asimismo, manifestó que, si se mantiene el mismo 50% del padrón que ha votado en las últimas 15 elecciones, las probabilidades de que gane al Rechazo son más altas. No obstante, indicó que, si se mueven electores jóvenes y de sectores socioeconómicos más bajos, el Apruebo tendría más posibilidades.
El próximo 4 de septiembre se llevará a cabo el plebiscito de salida del proceso constituyente, elección en la cual están habilitados para votar más de 15 millones de personas y donde a diferencia de procesos anteriores, esta considera de manera excepcional el voto obligatorio.
En ese contexto, y que se trata de una elección relevante ya que la ciudadanía definirá si Aprueba o Rechaza la propuesta constitucional de la Convención y cambiar o no la Constitución del 80, es que el Diario de la Educación consultó al académico y profesor asistente del Centro de Investigación Sociedad y Salud (CISS), de la U. Mayor, José Miguel Cabezas, respecto de las proyecciones que hay y cómo podrían influir, tanto el voto obligatorio como el incentivo de jóvenes a participar.
El académico indicó que, si se mantiene el mismo electorado que ha votado históricamente en las últimas 15 elecciones, las posibilidades de que el Rechazo salga victorioso son más altas.
“Mientras menos personas voten y se mantenga el 50% de electores que hemos participado de elecciones populares, el resultado será estrecho y con margen de 1% a 2% en favor del Rechazo. Eso es lo que muestran las encuestas”.
Además, explicó que las variables más comunes en las elecciones son la edad de los votantes y la condición socioeconómica.
“La primera determinante de la participación electoral es la edad del elector, por lo tanto, si comparamos con elecciones previas, en que en pandemia mucho sector mayor de tercera edad y hasta cuarta edad decidió quedarse en casa, lo más probable es que ahora esa gente participe ya que el Covid está mucho más controlado”.
Agregó que “en las elecciones se replican las diferencias socioeconómicas de la sociedad, por lo tanto, quienes viven en comunas de mayor ingreso económico participan en niveles muy superiores a la gran mayoría de chilenos que vive en comunas con recursos económicos más limitados”.
A partir de esas variables, proyecta que “siendo una elección con voto obligatorio, se espera que participe mucha gente, pero históricamente nunca ha participado más del 85% de los electores. Es una fantasía operar más que eso. Con el fin de la pandemia y el mayor interés político que hay en esta elección, la participación estaría como mínimo en torno a los 7 millones y que es el número que participó en la segunda vuelta presidencial. Todo lo que sea superior a eso beneficia a la democracia, yo estimo que la participación va a estar en torno al 60% y 75% de electores”, sostuvo.
Agregó que “si la ciudadanía que ha decidido históricamente marginarse de los procesos electorales participara de esta elección, la hará en favor del Apruebo, por lo tanto, mientras más gente vote y además más jóvenes de sectores de comunas de menores recursos lo hagan, mucho mejor le irá al Apruebo, pero si vota el mismo 50% que ha sufragado en los últimos 15 años le irá mejor al Rechazo con un margen de uno a dos puntos”.